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Arquitectos: Estudio Morton 51st
- Área: 1968 m²
- Año: 2021
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Fotografías:Federico Kulekdjian
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Proveedores: Bará, D'accord, Descar SRL , Domec, FV, Grun Vivero Orgánico, Iwin , Johson, Oblack , Roca Capea , Runic
Descripción enviada por el equipo del proyecto. En una esquina de Ituzaingó, Zona Oeste del conurbano bonaerense, se encuentra Ocampo, edificio de viviendas y equipamiento urbano. Su entorno despliega actualmente variados proyectos de vivienda multifamiliar en vías de construcción, dando respuesta al nuevo código de planeamiento urbano que contempla una mayor densificación para la zona. Sin embargo, una premisa fue generar una obra respetuosa de su entorno, entendiendo que su modificación llevará tiempo y, mientras tanto, el edificio deberá convivir con vecinos de baja altura y casas con jardín.
Con su altura de planta baja y cinco pisos propusimos un edificio que sobre todo tome la esquina, que no la niegue, que rote, que se valga de sus cuatro orientaciones y por tanto disponga toda variación del día desde sus vanos. Todas sus fachadas tienen movimiento con diferentes planos de luz y proyección de sombras porque, así como la ciudad, consideramos que la obra arquitectónica debe adaptarse a su entorno inmediato. Utilizando las expansiones como herramienta morfológica, un sistema alternante crea diferentes tipologías en cada piso, siendo la heterogeneidad no sólo formal sino también programática posibilitando diversos modos de habitar.
El mayor aporte en una ciudad donde todo es privado, donde el otro es una sospecha, fue ceder los retiros obligatorios de la planta baja al uso público y proveerlo de nueva vegetación, de un soporte para que se desarrolle en él la vida de ciudad: un solado cambiante y de bajo mantenimiento en relación con los locales gastronómicos, un estanque, un banco corrido de hormigón, maceteros, medianeras desnudas de rejas y vestidas con enredaderas, semicubiertos de vigas de hormigón, bebederos. Una superficie total de 210 m2 es ahora pública.
Funcionalmente, el edificio muestra tres grandes tipologías desde el segundo hasta el sexto piso que cuentan con una generosa área en expansiones exteriores sin categorizarlas por el total de cuartos de la unidad o su valor inmobiliario. Un desafío importante para nosotros fue que cada una tuviera, al menos en un sentido sensorial, la independencia de una casa.
Parte de este proyecto refleja esta intención: generar unidades de vivienda aisladas, con menos posibilidades de escuchar ruidos molestos entre ellas, así como visuales cruzadas. Es por ello que la mayoría de las unidades no comparten medianeras, están separadas por vacíos, por el sistema circulatorio y, en una tercera y eventual instancia, por los núcleos húmedos. Las nombramos según los “Árboles de Buenos Aires” de la escritora argentina Silvina Ocampo y las vinculamos a través de escaleras y puentes semicubiertos.
El edificio es, a escala urbana, una masa horadada donde prevalecen tres grandes vacíos. En ellos, la vegetación y la circulación se expresan a la vez que dotan de ventilación cruzada. Apostamos por materiales nobles que permitan el paso del tiempo y el cambio de aspecto aun sin perder capacidad estructural, tal y como sufre nuestra piel con el paso de los años. Cada una de nuestras intenciones se convirtió en un espacio, una fachada, una técnica, una forma de relacionarnos con la ciudad, un límite difuso, un detalle.